Gerardo Bósquez: cuentista

Gerardo Bósquez: cuentista


Arranques firmes, diversos en longitud y forma, párrafos cadenciosos, personajes sabrosos y soberbios, tramas que habitan en el filo de la línea de sombra, mirada sosegada pero profunda, narración bien llevada y construcción sólida de fragilidad aparente, son las características, entre otras, de los buenos cuentos: son las señas invisibles que constituyen una buena historia que pretende noquearnos. Los buenos cuentos son, quizás, lo más parecido a una dulce abuelita con guantes de box que quiere besarnos con un directo a la mandíbula.

Los cuentos de Gerardo Bósquez (Panamá, 1974), consiguen el nocaut al primer o segundo asalto, lo que no deja de ser una excelente noticia para los “leyentes”, para los consumidores de buena literatura. Sus dos libros publicados hasta el momento, Postulados contradictorios y Cosas que caen, son una fiesta de buena literatura y una excelente oportunidad para entrar en contacto con una nueva perspectiva creativa en las letras panameñas que viene para quedarse.

Hay varios aspectos de su obra que me apasionan, empezando por su dinamitación del “puente”: ya no hay para el cuentista ni campo ni ciudad, Panamá se ha ensanchado, y en sus cuentos podemos ver perfectamente la acción transcurrir con la misma vigencia “urbana” allí donde sea, consiguiendo que las divisiones simplistas de cuentos de ciudad y campo dejen de existir, y lo mismo hace con los famosos “géneros” (tan de moda en el quehacer literario actual), tras los cuales muchos escritores esconden su falta de oficio.

El oficio de Bósquez le permite ajustarse a cualquier género para tratar sus historias en función de su necesidad, y esta es una señal de buen lector, primero, y luego de discípulo aventajado de sus escritores favoritos, de buen olfato para no perder el rastro del ritmo, que es otra de sus grandes virtudes: un escritor de oído, musical, y muy capaz de mantener la piel del cuento bien tensa para hacer latir el corazón del lector con el tambor emocional bien templado. En muy pocos cuentos se le escapa esta noción.

Es digna de ver la calidad de su observación. Hay una genialidad en la mirada que no se posa en los temas de siempre de la literatura panameña: los trasciende, los asume, los mira desde otro ángulo, deja rezumar las voces y los modos y las peripecias verbales, pero no se trata de una búsqueda tricolor, es una actitud de constructor, de creador, de poeta la que lo arrastra a sus historias; hay una profundidad muy difícil de comprimir en tan pocos párrafos, pero que él resuelve con una sencillez de escritor de silencio, trabajo e intención.

Hay belleza en las atmósferas, en los escenarios de los cuentos de Gerardo Bósquez. Se nota la preparación, el esmero en construir el efecto preciso, de poner el canal de televisión exacto, la música correcta, la calle necesaria. Esa construcción de la verosimilitud nutre los cuentos de una manera muy sustancial, lo que es obvio, pero es de lo que carecen muchos cuentistas, de la capacidad de ir más allá del decir para narrar, que es de lo que trata el oficio de escribir.

Su construcción de un libro de cuentos, no de una colección, es otro de los elementos destacables de su trabajo. El lector los puede disfrutar sueltos, pero juntos forman un todo que los potencia y dota de una luz distinta a la hora de leerlos. La vecindad y contagio que consigue en ambos libros, es sinónimo también de una intencionalidad artística que está en plena expansión de su potencial literario. No se trata de escribir y reunir, es una búsqueda y una espera que definitivamente permea la obra para convertirla en un artefacto narrativo más eficiente.

No hay mejor elogio para un cuentista, que se le llame así, cuentista, que su obra sea todo lo que necesita para estar en medio de una muy compleja y muchas veces muy poco estimulante escena literaria nacional. El talento de Gerardo Bósquez le ha granjeado por derecho propio el título de cuentista, y su oficio y sus obras van a seguir dando mucho más que hablar. Cuanto antes, busquen Postulados contradictorios y Cosas que caen y disfruten de uno de los nuestros, de uno de los mejores.

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