La cultura del chocolate en Panamá

La cultura del chocolate en Panamá


¿Sabía usted que el consumo de chocolate puede ser beneficioso para la salud? De acuerdo con estudios científicos, este producto puede disminuir los niveles de colesterol, prevenir el deterioro cognitivo y reducir el riesgo de problemas cardiovasculares, entre otros más.

Sumado a ello, no cabe duda que este producto es uno de los preferidos por un gran número de personas, ya sea como un aperitivo, postre o simplemente un buen obsequio para distintas ocasiones especiales.

Al celebrarse este 13 de septiembre, a nivel mundial, el Día Internacional del Chocolate, conversamos con distintos conocedores sobre este delicioso producto en el país. Ellos comparten datos pocos conocidos sobre el chocolate y cuentan qué los apasiona de este manjar.

UNA CONEXIÓN ESPECIAL CON BOCAS DEL TORO Y SUS PRODUCTORES

Para empezar, hay que mencionar que las zonas productoras de cacao en el país se concentra en Bocas del Toro y la comarca Ngäbe-Buglé.

Proyecto Cacao surge, en noviembre de 2019, justo antes de que se declarara la pandemia de la covid-19, a raíz de un viaje de exploración que hicieran Diego Fernández y su actual socio Ariel Suaya precisamente a Bocas.

“En ese viaje empezamos a entender bien lo que significa el cacao y de cómo podríamos lograr vincular lo que hay con lo que queremos que haya en calidad”, cuenta Fernández, quien estudió ciencias políticas, pero que desde siempre ha tenido esa pasión “por el chocolate y la comida”.

Durante esos viajes ambos pudieron constatar que en esa provincia hay muchísimas cooperativas de cacao, pero que había qué trabajar para mejorar los procesos en las fincas y así “lograr el mejor cacao para hacer el mejor chocolate”, relata Fernández. “Todos esos viajes a Bocas del Toro han logrado que este producto tenga una energía particular y de lo que se alcanza con esa conexión con los productores”, añade.

En ese sentido, Fernández recalca que uno de los objetivos de Proyecto Cacao es contribuir a que este producto mejore, no solamente haciendo uno bueno sino involucrándonos con los productores para sus procesos mejoren.

“El producto que nosotros ofrecemos es un producto de calidad, nos aseguramos que esa calidad mantenga ese estándar desde las fincas”, subraya. Por ello, cuenta que siempre se visitan las fincas antes de adquirir el cacao. “Queremos conjugar la producción sostenible de cacao con el chocolate de alta calidad”, señala.

Otro distintivo de Proyecto Cacao es el trabajo que hacen con distintas especies muy propias del país, como cúrcuma, saril, mastranto y citrón. “A través del chocolate buscamos resaltar lo que está en nuestros suelos y el chocolate se presta muy bien para eso”, opina. “Queremos que la gente entienda al chocolate como algo especial”, asegura.

SABORES ÚNICOS PANAMEÑOS

“Panamá en un bombón”. Bajo este lema, y desde el año 2013, nace Oro Moreno, como un emprendimiento y que hoy día busca seguir ofreciendo chocolate artesanal panameño de la más alta calidad.

¿Su fórmula? “Como marca pionera nos encargamos de crear esa cultura, amor y dedicación por el cacao panameño, desde la transformación del grano hasta obtener el chocolate. Con todos los debidos cuidados obtenemos un chocolate gourmet que es muy diferente al industrial”, explica Yoshiri Peña, fundadora-chocolatier de Oro Moreno.

Esta empresa se ha distinguido –añade Peña– por la creación de bombones “con sabores únicos panameños”. “Tenemos sabores como culantro, ají chombo, miel, curry con coco, son más de 20 sabores. No contienen aditivos ni conservantes químicos, es un producto artesanal único”, detalla.

Además, todos los bombones son pintados a mano (uno por uno) con técnicas artesanales en chocolatería.

“Iniciamos con estos sabores originales y diferentes y es lo que ha llamado la atención. Luego de la colección de bombones creamos una línea de barra de chocolate con siete sabores (...) se trata de un homenaje al cacao panameño con una transformación elegante”, comenta.

Para Peña, crear sabores únicos permite que que “cuando recibas una caja de chocolate sea una toda una experiencia”. Las cajas de productos “se han convertido en regalos que permiten decir, con orgullo, que este chocolate es de Panamá”.

Cuando estalló la pandemia de la covid-19, y tal como tuvieron que hacer buena parte de los negocios a nivel mundial, Oro Moreno redujo sus operaciones. Sin embargo, al estar conscientes de que un buen chocolate es reconfortante y ayuda a reducir los niveles de estrés y ansiedad, se organizaron catas online, dirigidas al público en general y a nivel corporativo.

“Se trataron de momentos de relax. El reto era poder transmitir ese amor, esa pasión por el chocolate que hacíamos de forma presencial, pero ahora era a través de una pantalla. Y nos fue muy bien”, expresa.

Peña enfatiza también que, como empresa, buscan romper ese concepto de que “voy a probar un chocolate porque es importado y que por ello es mejor que el producto local”. “Se pensaba que por ser artesanal tenía menos atención al detalle, que era como rudimentario, y con el trabajo que hemos hecho se ha demostrado que el chocolate artesanal está al nivel de cualquier marca de chocolate gourmet internacional”, afirma.

RECUPERAR LA CULTURA CHOCOLATERA

“La conexión que tengo con el chocolate viene desde mi niñez en Chiriquí, cuando estaba en una finca rural durante mis vacaciones y me daban chocolate real”. Así se expresa Jaime Justiniani, diseñador gráfico de profesión y quien está al frente de I Love Panama Chocolate.

Esta empresa surge en el año 2015 y uno de sus principales objetivos “es la de reconectar con la cultura chocolatera que se perdió durante todos estos años”, dice Justiniani, desde Bocas del Toro, donde se encuentran las áreas de producción del cacao.

Desde el inicio de la conversación, Justiniani deja claro que “el chocolate nace en Mesoamérica”. “No es de Suiza, no es de Europa, está aquí desde mucho antes de la llegada de Cristóbal Colón”, indica.

Cuenta que los indígenas de México o de Guatemala consideraban al chocolate como el alimento de los dioses y que el cacao llegó a ser moneda de uso para los indígenas.

“Nuestros indígenas ngäbes tienen el ritual del chocolate todavía... toda esa cultura chocolatera se ha perdido y nuestra misión es reconectar con esa historia”, recalca.

“Nosotros apostamos a tener un chocolate premium, que conlleva varias tonalidades, donde uno sienta ese aroma puro del cacao”, detalla.

Para llegar a ese objetivo se han hecho temáticas para que el ciudadano común se pueda identificar con la historia y cultura panameña, a través del chocolate.

Por ejemplo, la empresa brinda una barra de chocolate llamada Congo, que constituye un homenaje a la afro descendencia: tiene un sabor a limón deshidratado con raspadura, que recuerda a la tradicional bebida caribeña de la limonada con raspadura.

Otra barra se denomina Barú, en referencia al punto más alto de la República de Panamá y donde se proviene uno de los cafés más costosos (la barra es con café geisha).

“Lo que se busca es que las personas se identifiquen con “un producto nacional, que es panameño hecho por panameños. Con orgullo podemos decir que es un producto que se ha convertido en un souvenir panameño”, concluye.

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