La envidia: tema del cuento ‘Estrellita’ de Javier Medina Bernal



La envidia funciona como deus ex machina que mueve el mundo; por ende, la literatura. Sin la envidia no tendríamos un mundo tal y cual lo conocemos; menos una literatura y otras manifestaciones artísticas tan enriquecidas y enriquecedoras como las que disfrutamos.

Javier Medina Bernal, valiéndose de elementos simplistas construye en su cuento Estrellita, inserto en su libro No estar loco es la muerte, un relato que despeja una serie de interrogantes que han roto la cabeza tanto de escritores panameños como de otros lares. La envidia es un sentimiento nocivo, más si se maquilla con los afeites de la hipocresía; el envidioso, en el fondo, necesita que su competencia sea buena, pero no más buena que él, con la finalidad de establecer un parangón que permita elevar la calidad de su obra.

En Estrellita, nos encontramos con una pareja de escritores: una mujer amante que convive con un hombre que no la ama, sino que la odia y la envidia. Ella le muestra amor constante; él finge lo mismo para obtener beneficios. Establece una relación de cuerpo-sombra, donde, irónicamente, ella se conforma con ser la sombra de él.

Existe una simbiosis odio-amor (según la perspectiva de él) que sostiene a la pareja. Ella es una escritora prolífica: escribe hasta diez cuartillas por día, lo que le permite publicar veinticinco novelas y no publicó más, porque también desempeñaba otros oficios. Él se sabe un escritor de culto, es decir, uno de esos escritores que exhiben: “un lenguaje precioso y cuidado y, sobre todo, lleno de riesgos y juego, una novela pletórica de imágenes intensas y vivas”. Sin embargo, se siente frustrado, puesto que ella publica mayor cantidad de obras que él y todas son éxitos editoriales; aunque los editores lo reconocen como mejor escritor.

Ella escribe sobre lo que está de moda: una saga, cuyo personaje principal se llama Estrellita, que ha sido traducida a diversos idiomas y de la cual se han vendido millones de ejemplares alrededor del mundo; que ha generado millones de dólares en regalías que ella no tiene reparos en gastar con él.

El grado de envidia es tal que él le propone que mate al personaje Estrellita, que tanto dinero le ha dado, para lo cual le plantea que la haga morir muy mayor, rodeada de muchos hijos, nietos y biznietos. Ella, para complacerlo, acepta. A él, no obstante, se le ocurre una idea macabra. Le propone que se suiciden, con lo cual sellarán su gran amor. Ella accede. Él compra él veneno (bebe algo parecido y cae al piso simulando grandes dolores); ella, al verlo, bebe el tóxico real; él la ve morir, deshace las pruebas y se dedica a disfrutar todo el dinero que ella tenía.

La obra póstuma de ella se vende de manera inconmensurable; él se deja de escribir y se dedica a dictar conferencias sobre la obra de la mujer que murió por amor a él. Comienza a leer las obras que él tanto había criticado y se percata de que no eran de tan mala calidad como él mismo había pensado.

En este cuento, Javier Medina Bernal lleva al máximo su particular estilo para lograr efectos inesperados para un gran número de lectores, quienes, aunque conocen la envidia y sus efectos, se sorprenden hasta dónde la misma es capaz de llegar. Considero que la producción literaria de este escritor merece un estudio profundo, puesto que por sus matices irreverentes y novedosos captan la atención del lector y lo someten a los caprichos de sus mundos ficcionales.

El autor es profesor y lexicógrafo.


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