La titánica micro(mini)ficción de Enrique Jaramillo Levi

La titánica micro(mini)ficción de Enrique Jaramillo Levi
Enrique Jaramillo Levi. Cortesía de Arabelle Jaramillo


Aunque las definiciones son importantes, ante la fiesta de la literatura, su lectura en este caso, uno se lanza en brazos del disfrute y pasa por alto las disputas de nombres y conceptos, no por falta de interés, sino por las ganas de llegar al fondo del asunto, al revés y resultado de lo que se nombra, en este caso, microficción, microrrelato o, a decir de Juan Pedro Aparicio, cuentos o relatos cuánticos.

Maestro del cuento, acerado y tenaz lector, cuando Enrique Jaramillo Levi (Colón, Panamá, 1944) publica un libro, hay que estar atento. No voy a discutir con él desde estas líneas sobre cómo llamar a esta hondura breve y luminosa que él practica con solvencia desde hace mucho tiempo dentro de su obra (aunque estaría muy bien hacerlo en vivo y en directo), pero lo cierto es que estos dos nuevos libros de minificciones, minicuentos y cuentos breves, son otra vuelta de fuerza a la ya conocida y amplia obra del escritor panameño.

Es de justicia aprovechar esta fiesta de la minificción para recomendarles que busquen, lean y estudien, otro libro en el que está implicado Jaramillo Levi, esta vez como antólogo: La Minificción en Panamá (Colombia, 2004) que, no solo reúne a la mejor minificción panameña de entonces, sino que cuenta también con un excelente y muy pedagógico prólogo, que enmarca y cartografía el género hasta ese momento y que se debe completar con la monumental Minificcionario, que reúne la historia del género en nuestro país.

Enrique Jaramillo Levi publica Disparates y anomalías (Indeleble Editores, Guatemala, 2022) y Epifanías circulares (El Taller Blanco Ediciones, Bogotá, 2022), dos nuevos volúmenes de minicuentos y cuentos breves, dando cuenta de la buena salud creativa del autor, que no solo ofrece el disfrute de la obra por sí sola, sino que la complementa, en su incansable faceta de profesor y maestro (bajo cuya pedagogía nos acogemos más de uno), con sendos prólogos que sitúan, ponderan y esclarecen, no solo la obra, sino también la manera de ejercerla, de construirla.

Disparates y anomalías cuenta con dos secciones como su nombre indica. Las minificciones están bajo el título “Disparates”. Son cuarenta y siete minificciones que repasan temas como la creación literaria (Ipso facto), lo real cotidiano (Vainas que pasan, en tercera persona) o el erotismo (Lo que ella no sabía, con un giro hacia el terror). Los cuentos breves, trece, reunidos bajo “Anomalías”, son de un equilibrio y tensión muy bien llevadas. Destaco El perfeccionista, un cuento noir en toda regla que es un desafío para lector. El conjunto es en sí mismo, una excelente lección sobre géneros literarios: no son las dimensiones lo que diferencia al cuento del minicuento: es la tensión.

Por su lado, Epifanías circulares es una fiesta de temas, dimensiones, tensiones, diversiones y hasta perversiones literarias. Esta colección de cincuenta y seis minificciones abarca temas como la soledad, el erotismo, la maldad, el amor, la vida misma, en fragmentos de tiempo narrativo vertiginoso y a la vez de una pausada precisión rítmica. Se notan en estas brevedades del escritor colonense su oficio de poeta. Para mí, por escoger uno, les invito a asomarse a Impunidad, que toca en su brevedad dos grandes violencias del momento.

La micro(mini)ficción de Enrique Jaramillo Levi es titánica, ocupa un grueso renglón en el que hacer literario de este escritor de raza, que no deja de observar el mundo desde la vitalidad de unas letras que, por muchas, no desmerecen la calidad ni la hondura. Siempre es una buena noticia que se publique un libro, y en este caso son dos los que viajan más allá de nuestra tierra para seguir construyendo puentes que nos sitúen en el mapa de las grandes literaturas nacionales.

No dejen de leer estas dos joyas de la minificción más universal desde la mirada panameña. La multitud de situaciones, personajes y complejidades vitales, van a conseguir mantener al lector de salto en salto, de relectura en relectura. El buen leyente, el que va más hondo de lo pactado, aprenderá que “breve brevísimo” significa bueno, y que eso se aplica a todos los géneros. Otra gran lección narrativa del maestro Enrique Jaramillo Levi.


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