Poderosa, relevante y por momentos aterradora, Los Asesinos de la Luna es la última entrega del legendario director Martin Scorsese, la cual le ha valido su décima nominación tanto a mejor película como a mejor director. Con una duración muy extensa de casi tres horas y media, la película se centra en hechos de la vida real de la conspiración criminal contra el pueblo nativo-americano Osage en Oklahoma por los años 1920, donde políticos locales buscaban robar a los nativos del petróleo encontrado en sus reservas.
Scorsese trae elementos que hemos llegado a esperar de sus películas, particularmente la facilidad con la que utiliza personajes complejos para contarnos una historia que se siente arraigada en la condición humana. Los personajes, con sus características tan particulares y desarrolladas, entrelazan una narrativa que es sumamente memorable y logra presentar emociones y experiencias con las que la audiencia se puede relacionar.
Si bien nadie puede poner en duda el dominio absoluto que Scorsese tiene sobre el medio cinematográfico, es muy impresionante que el veteranísimo director de 81 años, no solo continúa deslumbrando con la calidad de sus producciones, sino que está dispuesto a contar una historia fuera de su zona de confort. Se trata de una historia fuertemente arraigada en una cultura que no es la suya y logra contarla de una forma que no solo es respetuosa, pero también resalta cualidades y costumbres valiosas de la cultura nativo-americana de los Osage.
La trama de la película tiene relativamente pocos giros y revelaciones para tratarse de una conspiración criminal. Cómo audiencia se nos brinda la información sobre las motivaciones e intereses de los antagonistas en casi todo momento. Sin embargo, se abordan temáticas complejas a través de los personajes y la situación histórica tan particular. La película contiene ideas sobre la avaricia, las dinámicas de poder, la injusticia racial y la búsqueda de justicia. La misma se desarrolla principalmente mediante el diálogo de los personajes, con sucesos claves entrelazados que avanzan la trama.
Las actuaciones de la película son brillantes. Scorsese se apoya en fórmulas probadas, siendo esta su sexta colaboración con Leonardo DiCaprio y la décima con Robert De Niro. Sin embargo, sobresale Lily Gladstone, quien brinda una actuación que probablemente le valdrá el Oscar a mejor actriz. Gladstone es multifacética en Asesinos de la Luna, presentándose estoica, poderosa, pensativa y desgarradora, a veces optando por mantenerse en silencio y permitir que hablen sus sutiles expresiones faciales. Criada en una reserva indígena (de una tribu distinta a la que representa en la película) Gladstone ha hecho historia siendo la primera mujer nativa americana en ser nominada al Oscar y con méritos de sobra para ser la primera en ganarlo.
Los Asesinos de la Luna es sin duda alguna de las mejores producciones del año, con una historia relevante, actuaciones de primer nivel y una dirección al alcance de muy pocos. La última escena de la película es un uso brillante del medio visual, otra de una larga lista de evidencias que ilustran por qué Scorsese es uno de los mejores directores de todos los tiempos.

