‘Maestro’: Una sinfonía desafinada

‘Maestro’: Una sinfonía desafinada
Mulligan y Cooper se entregan completamente a sus personajes, mostrando una química sumamente real que da lugar a momentos brillantes, tanto de forma individual como en escenas conjuntas.

Dirigida y protagonizada por Bradley Cooper, Maestro cuenta la relación del famoso compositor Leonard Bernstein y su esposa Felicia Montealegre, interpretada por Carey Mulligan. La historia de la pareja es interesante debido a que Bernstein tuvo una vida privada llena de amoríos, particularmente con hombres, y vivió los últimos años de su vida siendo abiertamente gay. La película explora las dinámicas que esto generó entre el compositor y su esposa.

Narrativamente, la película se mantiene lineal, con el primer tercio en blanco y negro, para marcar el inicio de la relación de Bernstein y Montealegre. Sin embargo, el uso de saltos y cierta ambigüedad temporal puede generar confusión en la audiencia. El cambio visual de blanco y negro a color ejemplifica el paso del tiempo en lo que fue una relación de décadas entre los protagonistas.

La técnica narrativa, en principio, nos permitiría presenciar momentos clave en la vida de Bernstein. Sin embargo, la insistencia de la película en permanecer centrada en la relación de los protagonistas nos priva de algunos aspectos que podrían ser importantes para presentar el personaje de Bernstein a audiencias más jóvenes que desconocen su importancia.

Similarmente, los logros musicales del compositor no son expuestos a profundidad, por lo cual no terminamos de dimensionar realmente el genio prodigioso que era Leonard Bernstein. El uso de su música en la película es notable, pero no desempeña el papel trascendental que se esperaría en una película biográfica de uno de los mejores compositores de su época. La película también ignora completamente el amplio e importante trabajo de activismo y filantropía del protagonista.

‘Maestro’: Una sinfonía desafinada

Si bien la película presenta limitaciones narrativas, la fuerza y dedicación de sus dos protagonistas es incuestionable. Mulligan y Cooper se entregan completamente a sus personajes, mostrando una química sumamente real que da lugar a momentos brillantes, tanto de forma individual como en escenas conjuntas. Cooper ofrece una interpretación llena de manierismos e idiosincrasias que capturan adecuadamente la personalidad excéntrica de Bernstein. Específicamente, destaca una escena de un concierto en la que Cooper ofrece una actuación sumamente física y energética.

Maestro toma decisiones narrativas que subestiman el potencial de la película, especialmente considerando la dedicación de los dos actores principales. Surge la impresión de que Cooper, como director, se sumerge en la enorme pasión que siente por la figura del compositor, olvidando que no todos los miembros de la audiencia comparten un interés y conocimiento tan profundo de la figura histórica. Aunque la relación amorosa del compositor posee elementos interesantes y dignos de exploración, la película da por sentado un alto nivel de conocimiento por parte de la audiencia y no logra captar las múltiples facetas que convierten a Bernstein en una figura tan fascinante.


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