Es uno de esos rostros de la televisión panameña que asociamos con alegría, con una sonrisa indestructible, radiante, y un tono de voz cariñoso, amable. Es simpática y carismática. Primero fue Miss Panamá, luego pasó a la televisión para ser presentadora de programas matutinos como Tremenda mañana y Entérate.
En 2019 fue diagnosticada con cáncer y logró vencerlo, un trance que ha sido toda una experiencia que le ha dejado lecciones de superación, de amor y de plenitud.
Aunque valoras la imagen, cuando te escuchamos sabemos que también eres una persona con una rica vida espiritual. ¿Qué papel juega tu vida interior para tus decisiones?
Hay veces en que me pregunto por qué la vida siempre me lleva a trabajar en imagen y créeme que tuve que hacer las paces con esto porque hubo un buen tiempo de mi vida en que me renegaba y me cuestionaba porqué no nací con otros talentos como ser abogada, doctora, científica, sin embargo, muchas de mis alumnas son mujeres brillantes con ese nivel académico y son mis alumnas en proyección personal y con esto aprendí a apreciar que todas podemos ser reinas de nuestra historia, sin importar la profesión. Mi vida interior es como el motor que me impulsa hacia adelante. Es donde encuentro mis pasiones, mis valores y esa fortaleza que me permite tomar decisiones audaces y auténticas. Escucho esa vocecita sabia que me dice: “¡Vamos, por ello!”.
Cuando fuiste diagnosticada con cáncer tus hijos estaban pequeños. Cuando ven hoy hacia atrás, ¿qué lecciones les dejó la enfermedad?
Mirando hacia atrás, reflexionamos sobre las lecciones que la enfermedad nos dejó y cómo ha fortalecido nuestro vínculo familiar. Aunque no hay palabras que puedan evitar el dolor que esta situación trajo, vivirlo juntos y desde un enfoque optimista fue clave para que todos entráramos en el circuito de la sanación. El cáncer es una batalla que no solo enfrenta el paciente, sino toda la familia. Nos dimos cuenta de que no todos estábamos completamente preparados para lidiar con este proceso, pero decidimos abordarlo un día a la vez. Mis hijos se convirtieron en mi principal propósito de vida durante ese tiempo. Jamás pasó por mi mente dejarlos solos tan pequeños, así que me enfoqué en sanarme, porque tomé la decisión de ayudarlos a crecer con virtud y gracia.

Lo habrás dicho muchas veces, pero nunca es suficiente, ¿por qué es tan importante mantener una buena actitud frente al cáncer?
Mantener una buena actitud frente al cáncer puede marcar una diferencia significativa en la calidad de vida y el proceso de recuperación. Una actitud positiva no significa negar la gravedad de la enfermedad o el impacto que tiene en la vida, sino afrontarla con determinación, esperanza y optimismo. Una actitud positiva ayuda a mantener la calma, la resiliencia y a encontrar soluciones donde pareciera que no las hay. En resumen, mantener una actitud positiva no es ignorar la realidad, sino abrazarla con valentía y determinación. Brinda una perspectiva de esperanza, resistencia y capacidad de adaptación, que son esenciales para atravesar el cáncer de la mejor manera posible. Siempre he dicho que el cáncer es alérgico a la buena actitud. Y hoy por hoy este pensamiento me funciona para todo.
Siempre has mantenido una imagen espectacular, cuando empezaste a tener los síntomas secundarios del tratamiento, ¿en qué lugar queda la vanidad femenina?
Recuerdo perfecto que le pregunté varias veces al doctor si de verdad se me iba a caer el cabello y él me respondió que sí pero que estaría viva. Y para ese tiempo yo animaba mucho a las mujeres a ser auténticas y me tocó usar esos consejos que tanto daba y pararme bonito enfrentando los síntomas secundarios del tratamiento del cáncer con toda la autenticidad posible. Ver mi apariencia física cambiar al principio no fue fácil, lloré mi cabello, mis cejas, mis pestañas, mis uñas, mi piel marchita y verme hinchada. La vanidad femenina era parte natural de mi identidad, sin embargo, gracias al cáncer pude darme cuenta de que yo seguía siendo reina porque, aunque se me cayó el cabello, nunca se me cayó la corona. Y encontré formas de mantener mi sentido de identidad y feminidad durante el tratamiento a través de la moda, del maquillaje, de los pañuelos elegantes, accesorios y otros métodos creativos. Ahora que miro para atrás, reconozco que es importante abordar estos desafíos de manera compasiva porque siempre he dicho que la belleza va más allá de la apariencia física. La verdadera belleza reside en la fuerza, la resiliencia, la determinación y la positividad que una mujer demuestra mientras atraviesa momentos difíciles.
¿Actualmente cómo te mantienes saludable? ¿De qué manera cambió tu estilo de vida?
La lucha contra el cáncer de mama me ha enseñado la importancia de vivir de forma equilibrada y consciente. Encontré actividades físicas que antes no hacía mucho como caminar al aire libre. El movimiento no solo fortalece tu cuerpo, también libera endorfinas y energiza tu espíritu.
También aprendí que la mente serena hace que mi cuerpo se sienta en bienestar, así que escojo mis batallas. Ahora me establezco metas realistas. Cada día es un regalo, así que vivo más en presente. Y si antes me reía, ahora lo hago más porque salud, etimológicamente significa ‘saber sentir alegría’.