Tienen nombres, tienen rostros, pero hoy, no tienen vida. Y es que cientos de niños de Panamá buscaron en el suicidio un alto al bullying (acoso), que recibian, principalmente en el contexto educativo.
Sus muertes ocupan titulares por un día, la sociedad se conmueve en redes por unas horas, pero, sus historias de sufrimiento siguen siendo repetidas por otros miles de chicos que no reciben la ayuda necesaria. Sobre todo en Panamá, que según cifras de la Organización Global de Prevención Ante el Bullying (OGPAB), lidera con 48.3% las cifras del bullying en Centroamérica.
“La causa principal del bullying es la falta de valores, ya que hay una generación de padres que están presentes físicamente, pero ausentes en emociones y valores”, explica Víctor Alejandro Smoly, director ejecutivo en la OGPAB. Durante una conversación con La Prensa, Smoly comenta que “en la mayoría de los casos los niños están reflejando el comportamiento que aprendieron en el hogar, el niño agresor está replicando lo que ve en la casa”.
Para Smoly hay mucha ignorancia sobre el tema del bullying, en temas de acoso escolar, y suicidio infantil. “La gente todavía no está tomando esto muy en serio, lo toman como si fueran cosas de niños, el clásico si te pegan, tú pega, no te dejes, y eso no está funcionando porque los niños se siguen suicidando”, dice Smoly. Alegando a cifras como que se estima que en el mundo se registran anualmente 260 mil suicidios de niños.
Para él, también hay partes que forman parte importante de la solución: los gobernantes y las leyes. “Los niños que se están suicidando en Panamá por temas de bullying, por temas de acoso, por temas de humillación, de maltrato, de ofensa, una serie de cosas y no hay ninguna consecuencia para ello. Hay niños que los están golpeando, que los están maltratando, que los están humillando, y nadie hace nada, y me parece que las leyes son un poco ambiguas, y no tienen la fuerza que tendría que tener el bullying”.
De víctima a victimario
Para el 2020 en Estados Unidos se registraron 251 incidentes relacionados a tiroteos escolares. Según datos del FBI un 78% estaban relacionados por el bullying que recibían los tiradores activos. “Imaginemos que en una mano tengo 5 agresores, pero en la otra solo tengo una víctima, entonces estos niños agresores todo el tiempo están agrediendo a este dedo gordo, toda esta mano intimida a este niño, entonces si este niño se suicida, estos 5 van a buscar a otro, van a buscar a otro, van a buscar a otra víctima, a otra víctima y a otra víctima, y entonces ellos quedaron impunes, no pasó nada, el niño se suicidó, fue decisión de él, a pesar de haber estado instigado por mucho tiempo. Pero, qué pasa si este niño agarra un fusil semiautomático y elimina a estos agresores, ahora se convierte en el terrorista, y estos cinco agresores se convirtieron en las víctimas”, hace una analogía Smoly, advirtiendo que si bien en Panamá no ha pasado este tipo de sucesos lamentables, sí hay reportes de niños que han ido armados a las escuelas.
El acoso digital
Pero, hablar de bullying ya no es solo referirnos a una agresión física, con la llegada de las redes sociales también comenzó a aparecer el acoso digital, que es un tanto más silencioso, pero, puede llegar a ser igual de letal. “Hoy, dentro de todo, el bullying es más emocional, es más psicológico, por las redes sociales. Antes, en nuestra época, en los años 80 por ejemplo, el bullying era sumamente agresivo, no digo que hoy no existe el bullying agresivo, sí es muy agresivo, pero primero te destruye mentalmente y te agrede cuando ya no tienes manera de oponerte o de contrarrestar el acoso, porque mentalmente estás destruido”, comenta Smoly.
Bajo este contexto, el teléfono puede jugar como doble agente, primero, como vía para el ciberbullying se realice, segundo por ser un distractivo para muchos padres que prefieren la pantalla a tener conversaciones con sus hijos y como tercero, un aliado para ponerle fin al acoso, ya que existen herramientas para que las personas, tanto padres, educadores, como jóvenes busquen ayuda.
En el caso de la Organización Global de Prevención Ante el Bullying, tienen, por ejemplo, un espacio para la educación y las denuncias. Para ellos, en los colegios es necesario que los profesores sean capacitados para poder manejar el tema de forma correcta, los padres también necesitan recibir orientación y los chicos, tanto el agredido como el agresor, un tratamiento y la continuidad necesaria.
Recomendaciones
Víctor Alejandro Smoly da algunas recomendaciones para combatir el bullying. En el campo educativo, alienta a los educadores a poner las reglas claras desde el inicio. “En mi salón no va a haber bullying. Acá no hay orejón, dientón, narizón, cuatro ojos, flaco o gordo, etc. Acá cada uno se llama Carlitos, Pepito, Juancito, como sea. Acá se respeta, si uno cuenta un chiste y todos se ríen, perfecto, pero si ese chiste tiene algún factor de riesgo, o alguna incidencia sobre la vida o la persona, o el aspecto, o la religión, o la creencia, o la nacionalidad, o lo que sea, de tal persona, o una persona en específico, ahí se toman acciones inmediatamente, si yo te digo a ti, que negro, que cuatro ojos, que gordo, que no sé qué, entonces eso, ahí comienzo como docente a tomar sanciones, pero yo soy un docente ejemplar”, dice Smoly.
En cuanto a los padres, lo primero es darle prioridad a sus hijos y brindarles tiempo de calidad. “Cuando capacito papás o doy conferencias, y pregunto: ¿ustedes hablaron con sus hijos hoy? Me responde: Sí. ¿Qué le preguntaron? ¿Cómo estaban? Ah, ok, o sea, eso es todo. ¿Cómo estás, hijo? Y el niño responde: Bien. ¿Cómo te fue en la escuela? Bien, mamá. Y eso es todo el diálogo. Ya, no hay más nada. No existe una charla, no existe un diálogo real y los padres se conforman con eso.
Smoly, recomienda algunas reglas para promover la conversación familiar como evitar el uso del teléfono durante las comidas, o los viajes en auto o incluso el uso de redes sociales a chicos menores de 14 años. Pero, sobre todo, poner el ejemplo a sus hijos. “No puedes pedirle a un niño que no sea grosero, si el padre es grosero. No puedes pedirle a un niño que no sea agresivo, si el padre es agresivo”.