El objetivo de que el sida deje, tras 40 años, de ser una emergencia de salud pública es todavía posible, aunque para ello es esencial que la lucha a nivel comunitario contra la enfermedad tenga más financiación y menos discriminación, señala la Organización Mundial de la Salud (OMS), a propósito del Día Mundial del Sida (1 de diciembre).
En un comunicado para conmemorar la jornada, que este año es utilizada por la OMS para homenajear a los líderes y organizaciones que combaten la enfermedad a nivel local y comunitario, la agencia de la ONU recuerda que muchos colectivos clave “todavía carecen de los servicios, el tratamiento y las medidas preventivas necesarias”.
Estos colectivos incluyen desde adolescentes a personas transgénero, homosexuales, trabajadores sexuales y consumidores de drogas, indica la OMS, recordando que 9.2 millones de seropositivos en el mundo todavía no tienen acceso a los tratamientos que necesitan.
El VIH (virus de la inmunodeficiencia humana) causante del sida provoca aún unas mil 700 muertes cada día y 3 mil 500 personas se infectan de él a diario, pero muchas no tienen las herramientas necesarias para saberlo y tratarlo, recuerda la organización con sede en Ginebra.
Con todo, “las comunidades afectadas han luchado para tener herramientas con el fin de prevenir, testear y tratar el VIH, lo que ha permitido a 30 millones de personas acceder a las terapias retrovirales, ayudando a evitar un gran número de infecciones”, señaló el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus.
Los líderes comunitarios “han luchado contra el estigma y la discriminación con el fin de abogar por el acceso a tratamientos asequibles y servicios locales”, destacó la OMS.
En vistas de lograr la meta de acabar con la emergencia sanitaria por el sida a finales de 2030, la agencia sanitaria de Naciones Unidas recuerda que para ello primero debe cumplirse el objetivo “95-95-95″.
Ello significa trabajar para que al menos un 95% de los seropositivos haya podido acceder a pruebas, que de esos diagnosticados al menos un 95% reciba terapia antirretroviral, y que de éstos últimos al menos un 95% haya mostrado una reducción en su carga viral.