No es pizza. Ni la torre italiana de Pisa. Es: el informe PISA 2022. Siglas en inglés de Programme for International Student Assessment. Una evaluación de los conocimientos y habilidades para la vida social de adolescentes de 15 años. De Panamá participaron 5 mil jóvenes y en el total de 81 países, 690 mil. Una muestra de cómo se encuentra en ese segmento el aprendizaje de quienes ingresarán al bachillerato.
PISA es una iniciativa trianual que inauguró en 2000 la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE). Los chicos llenan pruebas bastante mecánicas casi todas de interrogatorio con opciones (seleccionar la mejor respuesta) y alguna pregunta abierta. Cuestionarios con conceptos cuestionables y con equis sesgo cultural. Lectura, Matemática y Ciencia.
OCDE es un club de 34 países reunidos en torno a la función establecida en su nombre. Como BRICS, G-7, G-20. Nuestros vecinos Colombia y Costa Rica ingresaron hace poco. ¿Por qué no nos ponemos como propósito ingresar nosotros? ¿O hay negocios no tan visibles que lo desaconsejan?
Aparte de sus países miembros, en PISA 2022 intervinieron 47 países invitados. Total: 81. Los resultados se han sabido en estos días. Latinoamérica está rezagada. En el sótano: Panamá es el número 74, similar al torneo anterior (2018). El mejor latinoamericano en Matemática es Chile (52), seguido por Uruguay, México, Perú, Costa Rica, Colombia, Brasil y Argentina. Debajo de Panamá, están Guatemala (77), El Salvador (78), R. Dominicana (79) y Paraguay, 80. Camboya es el último de la fila.
De Latinoamérica, no participan Cuba, Nicaragua, Venezuela, Ecuador, Honduras y Bolivia. En pruebas latinoamericanas afines, Cuba encabeza por amplia diferencia.
No es un ranking de la FIFA ni una copa de futbol mundial. Se parece. En PISA están en juego más factores, tanto universales como de la idiosincrasia propia. ¿Dónde somos fuertes? ¿Dónde fallamos? ¿Dónde podemos mejorar? Muchos países se preparan, con croquis en mano y en equipo, para superar los números de la prueba anterior. La posición de Panamá en 2018 fue: Lectura (71), Matemática (76) y Ciencias (75).
Ese 74 reprobatorio cae en momento esperanzador de mandato popular multitudinario, quasi en piloto automático y de descalificación sinfín. Se arma bullicioso aquelarre, desvirtuando la opción de superar esa marca tan deficiente. El camino es aprender de fortalezas y fallas, con seriedad, para planificar el rumbo ante el siguiente torneo, en 2026, sin andar buscando culpables, como en los filmes, o trivializando materia tan vasta.
A China (Shanghai, Beijing) tocaba revalidar su título, sin embargo no participó en la tercera y última ronda. El trofeo está en manos de Singapur, que ha enfilado toda su sociedad, hasta con excesos, hacia ese atesorado título.
Los primeros lugares los acaparan territorios de Oriente: Macao, Hong Kong, Taipei, Japón, Corea del Sur. Fuera de ellos, descuellan Estonia (nación exsoviética y hoy de la Unión Europea), Canadá y Suiza.
Cada nación tiene sus peculiaridades y sus fortalezas deben ser su punto de partida. Pienso en el éxito de las protestas lideradas por jóvenes en 1947, 1964 y 2023, que atendieron clamores populares. No son casuales.
En PISA, sobresalen estados y territorios en los que prevalecen la autonomía del centro escolar y del docente; la participación activa de la sociedad, el acceso universal y gratuito, la tradición cultural y amor por la cultura, nivel de inversión. En Singapur, es del 11.9% del gasto público total.
El autor es docente, periodista y filólogo