En Panamá todo el mundo jura saber quién es Ligia Elena. Que si es una Lewis, una Vallarino, una Linares o una Motta. Son muchos los que dicen saber el nombre de la que inspiró a Rubén Blades, allá por los años 1970. Desde hace décadas en los salones del Club Unión lo comentan con una certeza que convence. También en los clubes de playa del Pacífico.
Aquí, cualquiera te hablará con la seguridad de un historiador: “¿No sabes quién es Ligia Elena? ¡Todo el mundo lo sabe!”.
La cándida niña de sociedad, dirán, no desafió na´ las leyes. Pudo más el dinero que el amor, señor. Ahora la familia está contenta y Ligia Elena está asfixiá.
Y dirán todo lo contrario también.
Lanzarán nombres. Hilvanarán historias que bien podrían inspirar otro hit en Rubén, y el mejor de los cuentos porque nadie logra escribir tan bien una crónica como Rubén. Con ritmo, salsa y sentimientos.
Pero, ¿existe la leyenda convertida en himno? ¿Cuál es su nombre y apellido? ¿Quién es Ligia Elena después de haber sido la Liga Elena de Rubén Blades?
Esta es la historia de una búsqueda: la búsqueda de Ligia Elena.
Tengo una misión. ¿Por dónde comienzo?
Empiezo por lo obvio: Google.
Tecleo: ¿Quién es Ligia Elena?
Wikipedia dice que Ligia Elena es una telenovela venezolana. ¿En qué estabas pensando, Wikipedia?
Afino la búsqueda: ¿Quién es Ligia Elena de Rubén Blades?
Aparecen links con la historia de cómo se compuso la canción, el aniversario del primer video musical animado y análisis de la crónica que expuso el clasismo de la época.
En foros y comentarios de notas el asunto se torna más interesante.
En su blog Salsa sin Miseria, Juliana Velasco habla de Ligia Elena y su trompetista señalando que, más allá de nombres, el trompetista es la salsa que denuncia el clasismo en Panamá. Juan Peña (Azúcar Lola), una bloguera apasionada de la salsa, también refiere que Ligia Elena tiene rostro en Panamá. Pero nadie precisa nombre propio en público. En entrevista con la revista Carátula, Rubén se mantuvo firme en su posición: no dará detalles sobre los personajes de sus crónicas porque no quiere “friquear a la gente, porque la historia de Ligia Elena no tiene un final feliz”. Sí confiesa que el trompetista de Ligia Elena tendría nombre: Adán García, un hombre desesperado por las deudas que muere en manos de la policía al tratar de robar un banco con la pistola de juguete de su hijo. Pero ese, al igual que la de Juanito Alimaña, el Padre Antonio y Pablo Pueblo, es otro personaje del variopinto universo creado por el timbalero del solar.
Recurro a la inteligencia artificial. Recuerdo que un amigo que sabe bastante me comentó que al ChatGPT hay que darle órdenes, un pedido directo y al grano para evitar confusiones. Así que escribo: Dime quién fue la musa de Rubén Blades cuando escribió Ligia Elena.
La respuesta es digna de un robot: Ligia Elena es una canción escrita por el famoso músico panameño Rubén Blades. Que está inspirada en diversas musas e influencias, pero que no hay una persona en particular. La letra de Ligia Elena refleja las experiencias personales de Rubén Blades y su relación con Ligia Elena durante ese período de su vida”.
Cualquiera en este país da por hecho que eso es mentira.
Pruebo de nuevo a ver si de esta manera el ChatGPT me ayuda un poco: ¿Tú dices que Rubén Blades estuvo casado con alguien llamada Ligia Elena? ¿Cuándo fue eso? ¿Dónde? Por favor, indica el mayor contexto posible de ese matrimonio, con todos los datos: año y lugar donde se casaron, cómo se conocieron, si siguen juntos.
No me ayuda nada: Mis disculpas por la confusión en mi respuesta anterior. No hay información pública disponible que confirme que Rubén Blades haya estado casado con alguien llamada Ligia Elena. La referencia que hice era incorrecta, y te agradezco por señalarlo. En realidad, Ligia Elena no está inspirada en su esposa, ya que Blades ha mantenido privada la identidad de las personas detrás de sus canciones en muchos casos.
Embustera. Igual lo más molesto de la inteligencia artificial no es la mentira, es la carencia absoluta de flow: cero gracia.
Entonces recordé el libro Blades, la calle del autor, de Roberto Cedeño. Allí cuenta que a principios de la década de 1970 él y Blades decidieron contar una historia que los obsesionaba: el idilio de una dama de sociedad en la década de 1940 que se fue a vivir con un cantante célebre, y de cuyo romance nació un hijo que se convirtió en blanco de habladurías. A dos manos idearon a una chica rubia, de grandes ojos turquesa que se enamora de un trompetista de ébano que la hacía soñar cuando elevaba la boquilla para lanzar al aire las melodías de embrujo.
Pero no dice nada sobre la Ligia Elena real.
Tengo que empezar por otros medios.
Se sabe que entre músicos se cuentan historias de generación en generación. Me acerco a un grupo de chicos que practica jazz en la Ciudad del Saber. Allen Yangüez toca una trompeta. ¿Qué sabe él y sus amigos, qué se cuenta? Que fue una mujer real, dice, la hija de una familia muy poderosa que miraba por encima del hombro a los que se dedicaban a la rumba, al bolero y al vacilón.
Allen Yanguez, trompetista de 21 años de edad, analiza el significado de canción Ligia Elena de Rubén Blades para la música en general y la sociedad panameña. https://t.co/DO6blGDn2H pic.twitter.com/raKN5J7oA2
— La Prensa Panamá (@prensacom) February 16, 2024
Sus amigos repiten la misma historia. Lo demás no es mucho más que leyenda, bochinche o me dijo fulano que le contó mengano. “Son historias que se van contando y cada quien le agrega un pedacito y su propia interpretación”, comenta el DJ de salsa, Valentín Ortega.
¿Cómo sigo?
Los salseros son los que saben. Hablo con el productor Johnny Salsa Anglin Anglin, quien me cuenta que la pieza primero fue merengue y luego son montuno, pero nada de nombres. ¿Que si es una mujer real? “Eso solo lo sabe el autor, pero como músico de barrio en esa época Rubén se colaba en las fiestas de rabiblacos y él tenía su encanto”, dice.
Un día asisto a un panel sobre periodismo narrativo. Tan pronto entro, encuentro a una colega con muchas más millas en esto que yo. Sucede lo siguiente:
-¿Tú sabes si Ligia Elena, la de la canción de Rubén Blades, existe? -le pregunto.
-¿Eh? ¿Tú en serio no sabes quién es Ligia Elena?
-No, no sé. Sí, en serio.
-Ven aquí que te lo cuento todo.
Lo que siguió aún no lo puedo creer. Me dio el nombre y apellido, de una mujer que terminaría casada con ex ministro y empresario. Buena revancha, Rubén. Maestra vida, camará, te da y te quita, te quita y te da.
¿Puede ser cierta esta historia? ¿La familia está contenta y Ligia Elena es la asfixiá? ¿Acaso la ficción se animaría a trazar un final tan perfecto?
Hay que chequear con los que saben.
Me acerco a través de amistades, conocidos y antiguos vecinos. Nadie quiere decir su nombre, pero en general coinciden en que son cuitas que repiten y agrandan la leyenda. Nada por ahí.
Vuelvo con el coautor de Ligia Elena y amigo de juventud de Rubén, el médico Roberto Cedeño, quien garabateó las primeras letras de la pieza mientras estudiaba la estructura y función del cuerpo humano. Más bien aporta un dato que se aleja de estas murmuraciones.
Jura que la Ligia Elena es una amiga de su generación que le ayudó a crear el personaje basado en un histórico conflicto social que se remonta, incluso más atrás, con el San Felipe de intramuros y el arrabal santanero. “Un día con calma tomaremos un café con ella, hablaremos de música, de crónica urbana, de Los Salvajes del Ritmo, de la vida y de aquellos amores juveniles. Ya lo dije en la radio en una ocasión y Rubén está claro: Mi musa se llama Vivian la China Eskildsen. No hay otra”.