A Bello se le homenajea en la Vía Argentina con repertorio musical istmeño: Sentimientos del alma, Cumbia chorrerana y Rabito de mono (o Pajonal). Bajo la interpretación y baile por el Conjunto Folclórico de la Universidad del Istmo. Se integra el Coro Juvenil del Santuario Sagrado Corazón.
Estamos en Panamá con las defensas bajas. La corrupción se enseñorea y sus cultores son llevados en andas; la economía se achica; se acumulan las dificultades. Aún nos quedan motivos para celebrar. Es la memoria de una persona que nació en Caracas hace 241 años y, como resalta la Sociedad Bolivariana de Panamá (SBP), es “ejemplo de acuciosidad intelectual, un paradigma de erudición, un modelo de civismo y un prototipo de entrega al servicio público”. Los valores que debemos promocionar para contrarrestar la caterva descreída y reinante.
La influencia de Andrés Bello trasciende nuestro continente y su dimensión universal se expresa en distintas disciplinas: filosofía, gramática, filología, pedagogía, jurisprudencia y otras.
En su natalicio, la SBP recuerda a Bello, junto a otras organizaciones (Junta Comunal de Bella Vista, Fundación de Amistad Panamá-Venezuela, Convenio Andrés Bello y la Escuela de Ciudadanía Alberto Quirós Guardia).
Es extraordinaria la importancia que ha tenido la obra de Bello en el desarrollo de la personalidad cultural de América Latina y en la unidad, solidaridad y entendimiento mutuo.
Irene Guerra de Delgado, presidenta de la Academia de Literatura Infantil y Juvenil, subraya el enciclopedismo de Bello. La obra del autor se ha recogido en 26 tomos. La enciclopedia de la Ilustración, de varios autores, suma 28 tomos.
Carlos Guevara Mann, presidente de la SBP, encabeza el acto. Por dos años, cuando Bolívar tenía 14 y 15 años, tuvo como preceptor a Bello, que era dos años mayor. Bello se encargó de la educación del adolescente Simón mientras se encontraba en Europa su tutor, Simón Rodríguez.
Dos bustos de Bello fueron donados a Panamá por el Gobierno venezolano hace 60 años. Uno preside el parque Andrés Bello y el gemelo, el jardín de la Academia Panameña de la Lengua, en Calle 50.
Desde hace 5 años, Panamá es la sede de la organización regional de promoción educativa y cultural Convenio Andrés Bello, integrada por 13 Estados.
La diplomacia panameña saca las castañas del fuego a zaperoco regional. La sede permanente era Bogotá desde el decenio del 70. Sin medir consecuencias, en 2008, el presidente de Colombia, Álvaro Uribe, escenificó un movimiento en falso. En una reunión en París de la Unesco, la ministra colombiana de Educación, Cecilia Vélez, se alió con otros cuatro colegas para defenestrar a la directora ejecutiva del Convenio, en ese momento la boliviana Mirjam Guevara.
El malestar fue creciendo y Panamá, a través de su ministro de Educación Miguel Ángel Cañizalez, ofreció ser sede. Colombia se fue descalificando para ser sede y en 2017 en una reunión en Quito, por unanimidad, se aprobó el traslado hacia Panamá y desde entonces el Convenio funciona en Clayton, bajo el paraguas del Meduca. Una de las funciones del organismo internacional es la homologación de títulos y diplomas.
Un contenedor de la mudanza contenía el tesoro de Bello. Sus objetos de cabecera son exhibidos y custodiados en la sede de la Academia Panameña de la Lengua (APL).
Los objetos de cabecera de Bello son variados. Una carta manuscrita de 1848, el manuscrito del texto Principio de derecho de jentes (jentes, así se escribía), un cuadro de él y su esposa Isabel Dunn (segunda esposa, inglesa, con quien procreó doce hijos), cuadro de su hija, Luisa, cuadro de la hija Josefina. Y fotografías de la familia.