Hay tantos motivos por los cuales uno se enamora enseguida de Chiriquí. De salida, sus habitantes tan comprometidos con la producción agrícola, con el desarrollo de la ganadería, con las manifestaciones culturales. Sin olvidar que esta provincia es una de las puntas de lanza del turismo en diversas modalidades.
Por estas razones, y muchas más, un grupo de personalidades confeccionan un libro dedicado a Chiriquí: Juan David Morgan, Roberto Brenes, Mario Molina, Stanley Heckadon Moreno, Felipe Rodríguez, más las fotografías de Alfredo Maiquez y la guía editorial de Elizabeth Pinzón.
Los autores
Juan David Morgan, escritor y abogado, nació en David. Cuando tenía 3 años su familia se trasladó a la ciudad de Panamá, pero tiene fresco en su memoria los días en la finca de sus primos Saval, donde “pasé casi todas las vacaciones de verano hasta terminar la escuela secundaria. En Los Molinos, que entonces era parte de esa finca, tengo una casa a la que acudo con mi esposa cada vez que se presenta una oportunidad”.
“Chiriquí es donde tengo mis raíces. A la provincia chiricana se le debe un libro que destaque su belleza, sus bondades y la laboriosidad de su gente y su importancia. Ese libro no solamente beneficiará a Chiriquí, sino también al resto del país que conocerá mejor su provincia más productiva y se motivará a visitarla”, planteó Morgan, autor de novelas como El caballo de oro y El Ocaso de los Inocentes.
El investigador y escritor Stanley Heckadon Moreno, quien es oriundo de Puerto Armuelles, dio sus primeros pasos a orillas del río Chiriquí Viejo, donde se establecieron sus abuelos, “cuando se le conocía como las Selvas del Territorio del Chiriquí Viejo. Migraron expulsados de Alanje luego de la Guerra de los Mil Días”.
Para el responsable del Laboratorio Marino de Punta Galeta (Colón) del Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales, Chiriquí y Chiriquí Viejo representan sus orígenes. Esta área geográfica la asocia “con el amor a la tierra y el trabajo de la agricultura. Los usos y costumbres heredados y transmitidos de generación en generación”.
Para Elizabeth Pinzón, colombiana con corazón panameño y quien ha sido la responsable de más de una docena de libros dedicados a nuestro país, “Chiriquí representa riqueza en biodiversidad, clima primaveral, mar y montaña, la posibilidad de admirar desde el pico del volcán Barú los dos océanos, la puerta de entrada hacia Centro América y la tierra fértil que convierte a esta provincia en la despensa de Panamá”.
Pinzón indicó que esta publicación es relevante porque “es una herramienta para mostrarle al mundo uno de los destinos turísticos más completos que tiene el país: ecoturismo, agroturismo, turismo de aventura, turismo de negocios, avistamiento de aves y de ballenas, todo en un entorno pacífico y seguro. También, mostrarle hacia dónde camina la segunda provincia del país en temas como energías limpias, comercio, agroindustria y comunicaciones. A Chiriquí, porque promociona el turismo local y promueve las posibilidades de inversión en diversos sectores de la economía nacional como finca raíz y agroindustria, entre otros”.
Para el chiricano Roberto Brenes, un experto en finanzas y desarrollo de capitales, “Chiriquí es la capital agropecuaria del país y está actividad está envuelta en una cultura de trabajo muy arraigada y además enmarcada en una geografía hermosa todo el año. Chiriquí la verde digo yo. Las alturas en Chiriquí diferencian la actividad y la producción, pero muy poco a la gente. Un ganadero y un cafetalero viven y descollan en ecologías distintas, pero su ética laboral y visión de la vida son muy similares”.
“Poco se ha dicho y escrito en un libro sobre las vaquerías, el culto al caballo y al lazo, que si bien no es exclusivo de Chiriquí, es parte de su modo de vida. También fue la región más aislada y conservó raíces colombianas a la vez que recibió migración desde antes de 1900 y que explica buena parte de sus raíces y su mosaico cultural. Un buen libro capturará las cosas que menos se ven y que son la esencia de Chiriquí”, comentó Brenes.
Felipe Rodríguez, empresario e impulsor de estrategias para el progreso de su Chiriquí, resalta que hablamos de una provincia “con un altísimo potencial para el desarrollo de un turismo muy ligado con la naturaleza, con la cultura. Somos frontera con Costa Rica. Con una relación binacional que está llamada a integrarse en una economía mucho más beneficiosa para ambos territorios”.
En opinión de Felipe Rodríguez, que vino al mundo en David, este libro ponderará todo el esplendor del Chiriquí que ofrece al visitante varios de los atractivos más importantes que tiene el istmo: el Volcán Barú, el Parque Internacional La Amistad (un Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO que compartimos con Costa Rica) y el circuito del café.
Para Mario Molina, docente e historiador nacido en David, su terruño es su “razón de vivir feliz, cerca de mis congéneres y rodeado de una naturaleza que invita a un placer sublime, degustar de comida criolla y de un ambiente sano y placentero”. A su juicio, este proyecto editorial es vital para Chiriquí, porque invitará al lector, istmeño o foráneo, “a conocer de su historia, de sus potencialidades, del espíritu acogedor de sus habitantes, de su norte de producción y las facultades de su paisaje en el emprendimiento turístico. Es decir, una obra de esta naturaleza se puede constituir en un manual de informaciones necesarias para proyecciones gubernamentales, privadas y académicas”.