El verano siempre llega con la promesa de una espiral de momentos memorables: correr por la arena sin zapatos en dirección al mar, comer pescado hasta cansarse o, simplemente, flotar.
Pero, como en el meme de expectativa versus realidad, la mayoría de los fines de semana la ilusión choca con una fila interminable de carros atascados en la Panamericana. En lugar de la vida espléndida de playa-amigos-familia, el destino termina siendo el tranque.
“Búsqueda de la desgracia, de la infelicidad y la exasperación”, lo definió Julio Cortázar hace casi medio siglo. Por eso mismo el fin de semana idílico, muchas veces resurge infernal.
El tranque en Panamá es consecuencia de varias cosas -falta de planificación territorial o inversión sostenida, por ejemplo-, pero aquí no nos interesa profundizar en sus causas ni en sus efectos sobre las personas. Aquí buscamos la felicidad inmediata, la del fin de semana próximo: zafar del tranque sin tener que quedarse en casa o en la ciudad.
¿Es posible disfrutar de dos días de naturaleza extrema, diversión y descanso sin pasar horas en medio de un infierno caldeado por automóviles sin avanzar?
La respuesta es sí: hay lugares donde se puede. Aquí van.
Uno: Las Perlas en el Sail la Vie

Es obvio: como solo se puede llegar por mar o aire, nunca habrá tranque camino al archipiélago de Las Perlas. Pero hay una opción aún mejor al ferry o el avión: recorrer las islas en velero, en un paseo íntimo entre amigos o con quien se elija.
Brujulea ofrece la experiencia de flotar por el paraíso a bordo del Sail la Vie, una nave de acero naval, 79 pies de eslora y cuatro velas. Mientras en los folletos turísticos venden los destinos como perdidos-encantados-únicos, la tripulación de este velero comparte lo inabarcable del mar, el asombro de los hallazgos y la celebración de los encuentros con la suerte del buen vivir y del buen comer.
El capitán Juan Gramage lo hace desde hace cuatro décadas, pero hace dos abrió su velero para compartir esa filosofía y esa vida con otros. Ahora cualquiera puede subirse a navegar como uno más, apartar el barco completo o un camarote por varios días -y hasta solo uno-, para conectar con paisajes y corales de islas deshabitadas, como Chapera o Bartolomé, o las más visitadas, como Contadora y Saboga. Y, en temporada, ver ballenas.
Brujulea
WhatsApp: +507 6700-9133
Instagram: @sailingpanama
Dos: las cuevas de Bayano

Las Cuevas de Bayano deberían estar listadas como una de las siete maravillas del mundo y están a poco más de una hora de la ciudad de Panamá, por una ruta donde no hay un alma.
El Bayano es un lago escondido como una joya única y resplandeciente en el borde de la inmensidad del Darién. Encierra unas piedras que también son únicas; las famosas cuevas.
En rigor, son una caverna del paleolítico excavada por la erosión hídrica a lo largo de los siglos. Tal vez por eso se parezcan más a los jazmines que describió la poeta uruguaya Marosa di Giorgio –”grandes y brillantes como hechos con huevos y con lágrimas”- que a simples piedras. Entrar en ellas, siempre y cuando no se tema a los murciélagos, será igual de extraordinario.
Hay agentes locales que organizan paseos de un día para conocerlas, almorzar y surcar en kayac el río Tigre desde $50, como Viajeros con ruta y Bayano Trip. También es posible dormir a orillas del lago en las cabañas de Bayano Ecolodge.
Viajeros con ruta
Celular: +507 6351-7921 / 6375-8617
Instagram: @viajerosconruta
Bayano Trip
Celular: +507 6479-8116
Email: bechecheemanuel95@gmail.com
Bayano Ecolodge
Celular: +507 6861-6560
Instagram: @bayanocaves
Tres: el Caribe en lo de Sandra Eleta

El camino hacia Portobelo es una selva espesa de plantas y árboles que trepan hacia el cielo y te envuelven en un túnel verde. Después, aparece el turquesa del Caribe y entras a un paraíso de atmósfera única. Hay quienes afirman que allí hay un portal.
Así que, además de visitar el Cristo Negro, bailar entre congos y comer delicias de la zona como pulpo con arroz con coco, en Portobelo también es posible transformarse. Eso hizo Sandra Eleta.
Sandra Eleta es una artista panameña que conoció Portobelo a los ocho años, cuando la llevó su padre, y volvió veinte años después, atrapada por la magia de sus tradiciones, la energía desafiante de sus habitantes y la inmensidad de ese mar turquesa. Allí, dice, parió su ojo de artista, descubrió su verdadera identidad y su visión como fotógrafa.
En Portobelo, Eleta retrató a sus habitantes y desarrolló gran parte de su obra como artista. También impulsó las obras de otros con talleres, cooperativas y una fundación, siempre con la intención de avivar la cultura en conexión con las raíces africanas.
Hoy comparte esa historia, muchos de sus retratos y su atmósfera mágica en las casas donde cualquiera puede alojarse y, con eso, contribuir al sostenimiento de la fundación. En su morada, ‘La morada de la Bruja’, también es posible transformarse.
La morada de Bruja
Celular: +507 6528-0679
Tip: Evitar pasar por Sabanitas los domingos entre las entre 9 y 12 de la mañana y las 4 y 7 de la tarde.
La ñapa: Darién y lago Alajuela
Para ir a Darién y gozar su naturaleza salvaje, tal cual la hizo quien sea que la haya hecho, Tours Darién organiza expediciones de día y de noche, avistamiento de aves y visitas a comunidades indígenas. También es posible ir al Parque Nacional o playa Muerto con Eco Tour Darién.
En el Alajuela, la Asociación Unión Campesina Lago Alajuela organiza paseos y ofrece unas aventuras imposibles en cualquier otro rincón del país.
Eco Tour Darién
Celular: +507-67361607/ 64337181
Web: ecotourdarien.com
Tours Darién
Celular: +507-67865305.
Web: toursdarien.com
Lago Alajuela
Celular: +507-67243017.