Hasta el 17 de noviembre el público podrá experimentar las sensaciones que transmiten las obras que dialogan entre sí y que componen la muestra Artificio natural, que está compuesta por los trabajos de los artistas Rafa Arrocha e Iván Blasser.
Arrocha y Blasser ofrecen sus puntos de vista sobre qué es la naturaleza y cómo toma forma esa esencia, ya sea hablando de la naturaleza per se o de la fluidez con la que las cosas en la vida toman su rumbo. Se trata de un experimento lúdico en el que las piezas de los dos artistas -con gran vocación por el collage y fascinación por las fotografías- convergen en un diálogo diáfano marcado por los colores.
Esa habilidad de jugar con los colores, las líneas y las texturas también es la nota predominante en las obras de ambos artistas.
El curador de la muestra Jonathan Harker explicó a La Prensa que esta es la primera vez en la que Arrocha y Blasser exhiben juntos sus obras. “No sabían qué piezas iban a mostrar y cuáles iban a mostrar y si dialogaban entre sí o no. Ellos sabían que podían hacer collage, pero de una forma distinta en el sentido de que Rafa Arrocha trabaja en una escala más íntima y pequeña y trabaja con la apropiación de imágenes de revistas relacionadas a la moda y al diseño, aunque ahora empezó a usar fotografías propias tal como sucedió en esta muestra. En cambio, Iván trabaja el collage a gran escala y en gran formato y luego usa engrudo y demás técnicas para hacer collages que no necesariamente se revelan como tal al inicio. (...) Él usa impresiones de la misma fotografía repetida para poner las imágenes que no necesariamente a primera vista se ven como collage”, narró.
Harker dice que su rol como curador es el de brindar acompañamiento al artista. “Me gusta decir que soy como el partero del arte. Esa es la forma en la que yo lo concibo porque las criaturas no son mías y yo no las estoy pariendo, en este caso las están pariendo Rafa e Iván. Son cosas que salen de sus dos mundos interiores y ellos son los que físicamente crearon estas obras”, expresó.
Rafa Arrocha dice que la naturaleza para él adquirió un significado mucho más profundo durante el confinamiento por la pandemia de covid-19. “Todos hemos pasado por cosas muy difíciles. Yo, a nivel personal, pasé por la pérdida de mi madre por cáncer, que fue algo súper difícil y es un proceso en el cual uno aprende a vivir con ese duelo y ese dolor y, definitivamente, lo viví así en este tiempo”.
En sus obras habla del agua, de los oleajes, de los momentos tensos del dolor y el duelo. Por supuesto también de la felicidad cuando se casó con mi pareja. “Yo soy gay, hicimos una ceremonia familiar cuando mi mamá todavía estaba enferma para que estuviera presente y formara parte de esa ceremonia, y después nos casamos legalmente en Los Ángeles, Estados Unidos”, relata. Agrega que el agua representa esa sensación de seguir la corriente y dejar fluir y el tener que nadar para no ahogarse y seguir. “El agua tenía para mí un montón de lecturas y ello se reflejó en mucho de mi trabajo durante la época de la pandemia”, explicó.
Las obras de Arrocha son parte de un proceso de catarsis y sanación en el que se funden el duelo, la esperanza y la alegría, tal como se observa, por ejemplo, en I’m Trying My Beast (2022), que refleja precisamente los sentimientos experimentados durante el encierro por la pandemia.
Iván Blasser, por su parte, expresó que sus obras reflejan más que todo el entorno en el que siempre se encuentra: con la naturaleza, la playa y el mar. Sus collages también reflejan de cierto modo la tensión global que se traduce en los ámbitos climático, político y científico. “En todos lados hay un conflicto a nivel global y la pregunta es: ¿cómo pones esa cosa de una forma bonita y bella?”. Por ejemplo, su obra Mar Rojo (2022) refleja una sensación de alarma ante los cambios que están sucediendo, así como la crisis y el caos en general que se refleja mediante una alerta roja en el mar que rodea cada país y cada continente ante la emergencia climática.
Seashell Resonance (2022) busca explicar las ondas y la resonancia que se escuchan cada vez que alguien se pone un caracol de mar en el oído mientras que, por otra parte, Hoja de vida (2022) es una obra de técnica mixta sobre madera que refleja el paso del tiempo mediante el recorrido de una larva sobre una hoja vegetal creando una ilusión óptica agradable a la vista. Blasser sacó la fotografía a la hoja, que se encontró en camino a su estudio de trabajo, y la situó bajo un microscopio haciendo distintas tomas fotográficas. Posteriormente, la imprimió en diferentes capas y la reconstruyó en un panel de madera.
“En mis collages realmente voy sin rumbo. Realmente todo empieza porque yo hago fotografía. Lo que yo hago es pasar por mi cámara y voy documentando lo que veo. Selecciono algo que me interesa. Por lo general, hago diferentes imágenes y hago collage con diferentes elementos, sean estos fuego, mar, arena. En el caso de Hoja de vida, tuve que reconstruir una sola imagen”, comentó.
Blasser busca transmitir a través de sus obras el poder de la reflexión, que ponga a pensar al público qué es la naturaleza y qué no lo es: “Muchas veces predicamos el bien y muchas veces no sabemos que eso que predicamos puede ser el mal”. Aspira a que los seres humanos abandonen esa “hipnotización de todo lo material y puedan detectar aquellas cosas que realmente valen en esta vida”, expresó.