Un día en la Zona Desmilitarizada de Corea del Sur, una de las fronteras más peligrosas del mundo

Un día en la Zona Desmilitarizada de Corea del Sur, una de las fronteras más peligrosas del mundo


Salimos de Seúl, la capital de Corea del Sur, rumbo a la Zona Desmilitarizada (DMZ). El trayecto de 65 kilómetros en bus demora aproximadamente una hora. Luego de pasar algunas urbanizaciones y zonas pobladas, nos adentramos a la autopista. Las áreas cercadas por alambres de púas y torres de vigilancia avizoran que estamos a punto de llegar a la frontera entre las dos coreas.

Esta área especial se estableció para separar el cinturón de la península coreana, luego de que en 1953 se firmara la tregua entre el Sur y el Norte. Fue el alto al fuego en una guerra que continúa: la tensión se mantiene setenta años después.

El grupo de periodistas del que soy parte en esta exploración, fuimos invitados por el programa del Servicio de Información y Cultura de Korea (Kocis). Lo que nos permitió el acceso a una parte del paralelo 38° norte, la ubicación exacta de la línea divisoria interna entre la Corea comunista y la capitalista.

Un día en la Zona Desmilitarizada de Corea del Sur, una de las fronteras más peligrosas del mundo
Representación de la franja fronteriza entre Corea del Norte y Corea del Sur en el museo de la Zona Desmilitarizada. Kocis.

Pese a que se describe como una zona desmilitarizada, está repleta de militares y la seguridad es extrema.

La DMZ aparece como un destino imperdible en todas las guías turísticas. Ser testigos de una parte de la historia de la guerra y de las cicatrices que dividieron una nación.

En letra pequeña dentro de un tríptico turístico se advierte que la gira puede ser suspendida por emergencia o el ingreso a la zona puede demorar por operaciones militares y de seguridad.

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Un soldado de Corea del Sur explica a los periodistas cómo está conformada la Zona Desmilitarizada y la historia del establecimiento de esta franja entre las dos coreas. Kocis

Pero ese día, corrimos con suerte: no hay ningún contratiempo para ingresar al área. Solo un control previo. El autobús se detiene en una alcabala. Tres jóvenes militares con todo su equipamiento, abordan la unidad. No se pueden tomar fotos. Revisan los pasaportes y se quedan con los documentos hasta que se termine el tour. Continuamos nuestro camino.

El paisaje de lado a lado de la vía sigue bordeado por alambres y torres de vigilancia cada ciertos kilómetros. Es una frontera muy custodiada por militares que vemos a lo lejos.

La guía advierte que aunque sea una zona de turismo, el área no deja de ser de alto riesgo. Hay aún minas antipersonas, cerca de dos millones. Por eso no hay que desviarse de los caminos.

Las constantes amenazas de Corea del Norte que lanza misiles en el mar, muy cerca de Corea del Sur y realiza simulacros de contraataque nuclear en su propio territorio mostrando sus poderío militar, hacen que la DMZ esté en permanente tensión.

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Un soldado explica el hallazgo de los túneles que cavó Corea del Norte para ingresar a territorio surcoreano. Son 4 túneles descubiertos y fueron clausurados. Kocis


El túnel en el primer tiempo

La primera parada nos lleva a un centro de visitantes donde hay un museo para mostrar en detalle los cuatro túneles creados por Corea del Norte para infiltrarse en territorio surcoreano. Se estiman que hay más de 20 sin localizar.

Trataremos de bajar a uno de estos túneles, el tercero, descubierto en 1978. No se permite bajar si se tienen problemas de salud, y una vez dentro no se permite tomar fotografías. Los teléfonos y las cámaras se dejan en un gabinete bajo llave.

Hay una fila para ingresar al túnel de 2 metros de ancho por 2 metros de alto. No será problema para quien escribe que mide 1.49 mt. Protegidos por un casco procedemos a explorar el túnel.

Está bastante profundo, a 73 metros bajo tierra y tiene una longitud de 1.7 kilómetros. La iluminación es muy tenue, hay bastante humedad. Tiene una sola vía para subir y bajar. Unos pasamanos ayudan a amortiguar el camino y unos tubos de ventilación le dan algo de aire al ambiente que se torna cada vez más frío.

Mientras entramos, nos cruzamos con un grupo de turistas que suben extenuados. Algunos se sientan en unas pequeñas bancas colocadas a mitad del camino. En la pared se ve un teléfono de emergencia y equipos de primeros auxilios en caso de presentarse algún contratiempo.

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Un monitor muestra las imágenes de los túneles descubiertos en la Zona Desmilitarizada entre Corea del Norte y Corea del Sur. Kocis.

Al final del camino nos encontramos con una inmensa pared de concreto, un monitor muestra la imagen que oculta el muro: se ve un pequeño pasadizo en el medio, que está bloqueado por otra pared de concreto y acero. Es ahora impenetrable.

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Diagrama del tercer túnel cavado por Corea del Norte y descubierto por el Sur. En el lado izquierdo del túnel se puede ver las tres barreras que se colocaron para clausurar esa entrada. Kocis

Nos hacemos muchas preguntas ¿Cómo pudieron los del norte cavar tanto y en esa inclinación? No hay respuesta, sólo los vestigios de trabajo forzoso y en condiciones deplorables en la que pudieron estar sometidos los soldados norcoreanos para llevar a cabo la construcción de los túneles.

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El tercer túnel descubierto en la Zona Desmilitarizada de Corea del Sur. Fue construido por Corea del Norte. Kocis

Tenemos que regresar a la superficie y me falta el aire. Una colega periodista y yo decidimos descansar un poco. Un guía nos custodia mientras retomamos fuerzas para seguir y volver a ver la luz del día y calentarnos con el sol del verano.

El Observatorio Dora, en segundo tiempo

Una vez arriba, una malteada de guineo con leche nos da un poco de potasio para seguir con la expedición hacia el Observatorio Dora, nuestra segunda parada en la Zona Desmilitarizada.

Tomamos de nuevo el bus del tour y en menos de 10 minutos estamos en una explanada para subir caminando hacia la colina donde se encuentra el mirador. El sol es insoportable, pero de camino sentimos una brisa y un pequeño rocío, son aspersores de agua situados en la vía para reconfortar a los visitantes, dado que no se permite el acceso en vehículos particulares.

Palpamos primero las entrañas de la frontera entre el sur y el norte. Ahora veríamos el panorama desde las alturas.

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El Observatorio Dora en el lado surcoreano del paralelo 38 donde se puede apreciar la magnitud de la frontera y parte de la zona limítrofe con Corea del Norte. Kocis

Dos banderas que rivalizan en una zona desmilitarizada pero fuertemente custodiada.

Los binoculares del observatorio están repletos de turistas de todas partes del mundo que visitan el área.

Llega nuestro turno. A lo lejos pude divisar con el lente la bandera norcoreana ondeando sobre una inmensa estructura parecida a las antenas de transmisión de radio, situada en la aldea de Gijeongdong. Curiosamente, de ese lado las poblaciones cercanas carecen de energía y tampoco tienen algunos servicios básicos. No puedo dejar de pensar en lo que los regímenes dictatoriales le hacen a su gente, mientras los poderosos parecen quedarse perpetuos en sus tronos.

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Se puede divisar la bandera de Corea del Norte. Kocis

Corea del Sur estableció una vez unas empresas para ayudar a la gente del norte en esa zona, pero las fábricas fueron cerradas y confiscados los equipos.

La vida florece y nace en la franja de las dos coreas

La Zona Desmilitarizada no es exclusiva de militares. Hay varias comunidades de civiles como la Villa de Reunificación, Tongil Chon, en Corea del Sur. Allí establecieron 80 hogares: 40 de civiles y refugiados y 40 de militares.

Sus habitantes pueden salir y entrar de la zona desde las 5:00 a.m. hasta las 7:30 p.m. para ir a la capital surcoreana o dirigirse a otros sitios del sur si es que requieren hacer diligencias, trabajar o estudiar.

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Lee Wan Bae lleva toda una vida en la Zona Desmilitarizada, como parte de la población civil de Corea del Sur. Kocis

Lee Wan Bae, es el alcalde de esa Villa. Dice que se mudó el 20 de agosto en 1963.

En los primeros años vivieron más las tensiones. Relata que en el día trabajaban en el campo sembrando y cosechando arroz, soja, cultivaban ginseng y otros productos. Y en la noche se turnaban para vigilar. Muchos han envejecido, han fallecido o se han mudado. Algunas casas están vacías.

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Lee Wan Bae, alcalde de la Villa de Reunificación, Tongilchon, en Corea del Sur (Crédito Korean Cultura and Information Service -KOCIS)

Bae recuerda cuando las relaciones intercoreanas mejoraron. Ahora, aunque no exista contacto con el norte, sienten que hay menos tensión.

“Como vivimos aquí, esperamos que la situación mejore algún día”, dice mientras dibuja una línea imaginaria de la frontera en una cafetería donde atiende a los periodistas y cuenta cómo es vivir en una de las fronteras más peligrosas del mundo.

Esta villa sigue viviendo de la agricultura, pero también de la gran afluencia de turistas que visitan el área, menciona Min Taesung, director del museo de Tongil Chon.

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Min Taesung, director del museo de Tongilchon cuesta cómo es la vida en el poblado de Paju en la Zona Desmilitarizada de Corea del Sur. Kocis

Describe que gracias a la popularidad que ha ganado el lugar entre los visitantes locales e internacionales, se abrieron varios restaurantes y establecimiento comerciales que ofrecen sus productos y los platos típicos de la zona como la combinación de Baekban (arroz con su acompañamiento) y Jeyuk bokkeum, (una carne de cerdo deshilachada, con algo de picante y verduras).

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Los lugareños en la Zona Desmilitarizada de Corea del Sur, viven de la agricultura y el turismo. Algunos tienen restaurantes en la zona para atender a los visitantes. Kocis

Termina nuestra visita. Y mientras nos alejamos de la Villa, vemos que en cada casa ondea la bandera surcoreana como símbolo de pertenencia, de patriotismo.

El poblado luce algo nostálgico pero a la vez esperanzador. Su gente tiene fe de que un día se borren las fronteras y se vuelvan a entrelazar. Algunos dejaron familiares en el norte, para comenzar de nuevo hace ya varios años en el sur donde han pasado quizás tres o más generaciones desde la guerra..


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