Aiban Wagua –fallecido el domingo 11 de septiembre– honró como pocos sus dos lenguas, dulegaya y española, con su producción poética, pedagógica, investigativa y de reflexión, que debe ser conocida y estudiada por la nación. Así pondera el legado de Wagua la Academia Panameña de la Lengua, de la que él era miembro honorario desde febrero pasado.
Humanidad era el santo y seña de este compatriota poseedor de una sólida formación académica y espiritual, cuyos principios y vocación de servicio han beneficiado a miles de jóvenes, sobre todo de la comarca Guna Yala, donde laboró como docente y sacerdote católico.
Nació en la comunidad de Ogobsuggun en 1944. Tuvo la oportunidad de estudiar y vivir en Panamá, Colombia, Costa Rica, España e Italia. En Roma, se doctoró en Educación con especialización en Técnicas Didácticas.
En los últimos años, había pasado temporadas en Villa Lucre, municipio de San Miguelito, en cuya parroquia ofrecía misa y atendía a los feligreses. “Nunca se olvidó de su rebaño”, me cuenta Martha Tiffer, comunicadora, quien lo tuvo como consejero y amigo. Se hospedaba en viviendas de parroquianos. No solo era parte de la comunidad, sino de familias que compartían con él sus techos.
“Estoy segura de que no se ha ido del todo”, expresa Martha. Le impactaban su simpatía, entrega, sencillez y humildad.
En su poesía, narra las tradiciones, historia y cotidianidad de su tierra natal, y, por épocas, en ella se muestra contestatario. En sus cuentos, identifica y muestra la cosmogonía de la cultura guna.
Su ensayo más reciente, Bluwar-Ogaryawar: análisis de la realidad global y local desde Babigala, había programado presentarlo el 21 de septiembre.
¿Qué se pretende ser después de ese día tan trascendental, ese día final? En sus versos, lo había imaginado y retado a la muerte: “Voy a pedir la vida bajo la piel/de algún presidiario. /Si muero ahora, ayúdame/ a escribir la última medida/y no me resignaré antes de terminarla”.
Era generoso y comprometido en la comprensión de la cultura contemporánea, expresa Emma Gómez, académica y profesora. “Me agradaba su fino sentido del humor”, recuerda. Panameños deben estudiar la obra de Wagua, para entender la cultura indígena guna. Investigador de la Revolución Dule, soñaba participar en primer plano en el centenario de esa gesta, que se conmemorará en 2025.
Subraya Emma la producción poética e investigativa, de modo especial el esfuerzo por el diccionario escolar bilingüe español-guna. Primer diccionario organizado por lingüistas y estudiosos gunas.
En la poesía, el testimonio y el ensayo, publicó títulos como Principios de la teofonía guna, Noticias de sangre de nuestro pueblo, Los gunas entre dos sistemas educativos, Indios bajo tierra, De la tinaja guna, A la manera guna, Desarrollo integral de Guna Yala e Implementación de la Educación Bilingüe Intercultural. Textos de vivencias, vida comunitaria, cotidianidad, pedagógicas, personalidades indígenas, historia y relación de las generaciones contemporáneas con sus padres y abuelos.
Fue profesor de Udelas y tuvo relación estrecha con la iglesia católica, la EBI (Dirección de Educación Bilingüe Intercultural) del Meduca y el Congreso General Guna. Supo Aiban Wagua expresar los valores de la nación guna con universalidad dentro de la nación panameña.


