Alrededor de 700 mil personas visitaron la fiesta de la cerveza de Múnich, el Oktoberfest, en su primer fin de semana, una cantidad menor que el millón de personas registrado en la última fiesta, anterior a la pandemia, en 2019.
El director del festival, Clemens Baumgaertner, manifestó su satisfacción por el inicio de la fiesta sin incidentes. “Pero para las próximas dos semanas esperamos que San Pedro recuerde cuál es el clima correcto para el ‘Wiesn’”, afirmó en referencia a las lluvias ya registradas el fin de semana.
El Theresienwiese (Prado de Teresa o simplemente Wiesn) es la explanada en la que se celebra la fiesta cervecera todos los años.
Entre las personas que se acercaron al Oktoberfest también hubo muchas familias con niños y turistas de países como Estados Unidos o Francia.
El sábado, antes de que saliera el sol, ya había gente haciendo fila en las entradas para poder ocupar buenos lugares en las carpas cerveceras. Las primeras carpas cerraron sus puertas alrededor del mediodía.
El portavoz de los cerveceros anfitriones, Christian Schottenhamel, aseguró que el número de visitantes fue similar al de la fiesta de 2019 y el clima fue de euforia y de alegría por volver a celebrar el Oktoberfest.
El portavoz de las carpas pequeñas del Wiesn, Otto Lindinger, destacó que el público es ahora más joven y reveló que la comida más vendida fue, como siempre, el pollo Wiesn. También se pidieron platos sin carne.


