Zaratí Linares Cueto (Chitré, 1983) inauguró el pasado 28 de noviembre en Lima, Perú, la muestra ‘Panamá y Perú: historias entrelazadas’ para celebrar los 201 años de independencia de Panamá de España.
Se trata de 20 lienzos que plasman aspectos representativos de los dos países y se podrán observar hasta este domingo 4 de diciembre en el Centro Cultural El Olivar de San Isidro de Lima, con el apoyo del consulado de Panamá en Lima, que preside Olimpo Sáez.
Entre los cuadros figura Marinera norteña en Panamá Viejo, en el que una mujer vestida de pollera hace las vueltas características del baile típico peruano frente a la imponente Torre de la Catedral, ese ícono de piedra de Panamá levantado entre 1619 y 1626.
Aquí la historia común lo marca todo. En tiempos de la colonia española Panamá fue el punto de partida de las conquista del imperio inca, que se encontraba en plena guerra civil. De Perú salía plata y otras las riquezas en barcos, pasaba por Panamá en mulas por el Camino Real o de Cruces y se volvía a embarcar en Nombre de Dios o Portobelo, con destino a España. Una ruta para el intercambio de bienes, personas, ideas y culturas.
Esa es parte de la historia que domina la obra Linares, también impregnada de aspectos precolombinos, como queda claro en el cuadro Orígenes. Se aprecia el rostro de un hombre mitad emberá y mitad inca, en alusión a aquel relato que cuenta que el príncipe heredero inca, Tupac Yupanqui, hizo una expedición marítima que llegó hasta el golfo de San Miguel y tuvo contactos con los pobladores del istmo. Igualmente, la autora recuerda la crueldad del tráfico de esclavos de la época con el lienzo titulado Afro.
“Traté de mezclar con armonía y mucho respeto algo de los dos países atravesados por la presencia de España, pero cada uno con su propia identidad”, dijo esta artista chitreana, que tiene cuatro años de vivir en país andino, a donde se instaló por motivos laborales de su esposo.
Zaratí Linares, diseñadora gráfica de profesión y egresada del Centro de Artes Diversificadas del Ministerio de Cultura de Panamá, pintó estos lienzos principalmente entre abril y septiembre de 2022.

El arte como terapia
Está convencida que el arte también tiene poder terapéutico tanto para el que lo hace como para el que lo observa. “No solo es capaz de relajarte y en ese sentido sanarte emocionalmente, sino que te amplía tu visión y perspectiva del mundo”, dice la artista, que en Panamá enseñaba a pintar a niños en riesgo social y hacía voluntariado con pacientes de cáncer.
Sus pinturas, cargadas de colores vívidos, también abordan la biodiversidad. Es el caso del Onca, el guardián de los bosques, que representa al jaguar, ese felino en peligro de extinción que ruge en casi todo el continente americano dejando huellas tanto en Los Andes como en la selva de Darién.
También destacan en su colección los cuadros Morpho de nazca, una mariposa azul con las enigmáticas líneas y geoglifos de nazca pintadas en sus alas y Flor del espíritu andino, dedicada a la flor nacional de Panamá y a la Cruz Andina, que para los incas era un elemento sagrado de poder, misticismo y sabiduría.


