FALTA DE VISIÓN Y MADUREZ
Víctor Paz | Hace 8 añosLa trascendencia panameña tiene dos caras y funciona bajo la premisa de las líneas paralelas. Según la antigua teoría, dos líneas paralelas jamás deberían tocarse, porque corren una al lado de otra equidistantes a lo largo de “toda su trayectoria”. En Panamá hay dos tipos de ciudadanos, unos buenos (incluyendo a los que tratan de serlo, voluntaria o circunstancialmente) y otros malos (solo les interesa su comodidad y beneficio). Estos buenos y malos panameños conforman dos universos paralelos. Desde el punto de vista matemático moderno, según el plano proyectivo, las líneas paralelas se unen cuando tienden al infinito. Por otro lado, basándonos en la curvatura del espacio-tiempo infinito, todas las líneas paralelas han de tocarse. Ahora bien, viéndolo en términos menos físico-matemáticos y más “cotidianos” (dado que el infinito no es un concepto fácil de tragar en seres finitos), reemplacemos “infinito” por horizonte. Ahora llevémoslo al plano nacional; teniendo los panameños un horizonte tan corto (porque a muchos no les interesa “ir” más allá) entenderemos por qué en Panamá el universo paralelo de los malos y corruptos se traslapa constantemente con el de los buenos y honestos. Comprendiendo, también, que la única forma para separarnos de los malos y corruptos es aprender a pensar, desear y esforzarnos “más allá”… levantando el horizonte panameño.